Se sentó donde siempre, cerca de la orilla,
pero procurando, que el agua,
no le llegase a rozar. Sus ojos miraban al infinito,
no buscaba nada concreto,
simplemente observaba el vuelo de las
olas por encima de las nubes, casi rozándolas.
En su mano se deslizaban montoncitos de arena,
jugaba con ella como había hecho tantas veces,
la acariciaba, la sentía, pero no tanto como antes.
El viento parecía haber perdido aquel aroma,
aunque aún sonaba igual que su voz.
Los ojos se le humedecían.
El sol se iba ocultando, cuántas veces le habían visto marcharse,
los dos, abrazados y pensando a donde iría
La oscuridad va abrazando la playa.
Alguien apareció entre las dunas y se sentó a su lado.
Sentía el roce de su piel, suave como la arena,
deslizándose por su cuerpo.
Una lágrima. Sus ojos reflejaban la luna
y el viento acunaba su pelo, tan largo, tan bello.
Más lagrimas. Intentó abrazarla, para no perderla de nuevo.
Sin embargo, se volatilizó en mil estrellas,
perdiéndose entre la espuma y la sal. Rompió a llorar.
Sus lágrimas se fundían con la arena
y su llanto lo acompañaba el viento.
El tiempo se paró durante un segundo,
pero procurando, que el agua,
no le llegase a rozar. Sus ojos miraban al infinito,
no buscaba nada concreto,
simplemente observaba el vuelo de las
olas por encima de las nubes, casi rozándolas.
En su mano se deslizaban montoncitos de arena,
jugaba con ella como había hecho tantas veces,
la acariciaba, la sentía, pero no tanto como antes.
El viento parecía haber perdido aquel aroma,
aunque aún sonaba igual que su voz.
Los ojos se le humedecían.
El sol se iba ocultando, cuántas veces le habían visto marcharse,
los dos, abrazados y pensando a donde iría
La oscuridad va abrazando la playa.
Alguien apareció entre las dunas y se sentó a su lado.
Sentía el roce de su piel, suave como la arena,
deslizándose por su cuerpo.
Una lágrima. Sus ojos reflejaban la luna
y el viento acunaba su pelo, tan largo, tan bello.
Más lagrimas. Intentó abrazarla, para no perderla de nuevo.
Sin embargo, se volatilizó en mil estrellas,
perdiéndose entre la espuma y la sal. Rompió a llorar.
Sus lágrimas se fundían con la arena
y su llanto lo acompañaba el viento.
El tiempo se paró durante un segundo,
durante una eternidad.
Ya nadie pasea por esa playa,
su sombra y la de ella son los únicos
recuerdos que tiene el mar de aquel amor.
Aunque, él, de vez en cuando,
levanta los ojos al cielo y lanza un beso.
Aún la quiere, aún piensa en ella,
aún la espera, aún llora.
su sombra y la de ella son los únicos
recuerdos que tiene el mar de aquel amor.
Aunque, él, de vez en cuando,
levanta los ojos al cielo y lanza un beso.
Aún la quiere, aún piensa en ella,
aún la espera, aún llora.
No hay comentarios:
Publicar un comentario